Cuando piensas en iniciar un negocio, es natural voltear a ver los negocios físicos que ves a diario: cafeterías, tiendas de ropa, restaurantes, entre otros. Parece que están funcionando bien, ¿verdad? Sin embargo, lo que no ves es la cantidad de negocios que han cerrado sus puertas porque no pudieron sostenerse. La realidad es que los negocios que ves son los que han sobrevivido, y entre ellos, solo una pequeña parte es verdaderamente rentable. La mayoría apenas logra cubrir los costos, otros generan ganancias muy limitadas en relación con el esfuerzo y tiempo invertido, y algunos incluso operan con pérdidas. Sin embargo, sus dueños los mantienen abiertos porque tienen compromisos como contratos de arrendamiento o simplemente porque confían en que, eventualmente, lograrán hacerlos despegar.
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